lunes, 16 de febrero de 2009

De comentarios en flickr, grupos privados, fotoaficionados adulados y negocios con la fotografía como mARCO.


Tal como se preveía por infinidad de autores (Susan Sontang, Gisele Freund,…) durante el siglo pasado, la cantidad de imágenes fotográficas captadas con todo tipo de dispositivos crece a ritmo de vértigo. La posibilidad de captar ese instante mágico que “nunca más podrá repetirse existencialmente” (Barthes, R) se ha convertido para muchos en una tarea constante. En parte gracias a la posibilidad de mostrar al  mundo, a través de flickr o cualquier fotoblog, de lo que somos capaces de hacer con los últimos avances tecnológicos y de las experiencias que vivimos y hemos vivido. Las postales de otra época han dejado paso a las imágenes de flickr, mucho más fáciles de ver y de guardar, basta añadirlas como favoritas en nuestra cuenta de flickr. Además podemos comunicarnos con el autor de dichas imágenes. En muchas ocasiones se trata de una exclamación como respuesta a la emoción desatada al contemplarlas. En otras se trata de un reclamo para que vea nuestra galería y, por cortesía, nos devuelva un comentario o varios,  por lo menos tan buenos como el que le hemos enviado nosotros. Yo te doy cremita, tú me pones cremita. Podemos añadir a esa persona como contacto a secas o como amigo y/o familiar. Y lo normal es que el otro fotoaficionado nos seleccione también como contacto. Nuestro ego sube como la espuma y pensamos que somos unos verdaderos profesionales, aunque casi nadie vive de mostrar sus fotos al mundo en su galería de flickr. Algunos por el contrario, ponen el grito en el cielo cuando descubren que algún medio de comunicación  o alguna página web hace uso de sus imágenes sin ofrecer dinero a cambio, y hacen su cruzada contra ese medio o esa página. Cosa muy lógica por otra parte, pues como verdaderos profesionales nos gusta cobrar por nuestro trabajo. Quien está dispuesto a trabajar gratis? Pero esos mismos fotógrafos dedicados a BBC (bodas, bautizos y comuniones) rara vez cobran de sus familiares o vecinos, como mucho se ahorran el regalo. Por favor que nadie se enfade ni me malinterprete. Pero a lo que íbamos, los comentarios leídos en flickr no son comentarios propiamente dichos. Algunos de los millones de comentarios que se pueden leer en los millones de fotos cargadas son de esta guisa: Eres el mejor!! Sí señor!!! Así se hace.. O bien, very interesting, nice moment, very good. Pura adulación, que según el DRAE viene a ser “Hacer o decir con intención, a veces inmoderadamente, lo que se cree que puede agradar a otro”. Y ya sabes, cuantos más comentarios hagas tú de las fotos de los demás, más comentarios recibirán tu fotos. Pero también hay excepciones a esto. Hay usuarios de flickr que sin tener una cuenta pro, reciben miles de vistas y de comentarios. Se han realizado experiencias curiosas por parte de usuarios que se quejan de que fotografías con escaso valor, ya no artístico, sino fotográfico, reciben muchas más vistas que otras mucho más estudiadas y elaboradas. Y ocurre también que bloggeros muy populares y fotógrafos famosos en la cúspide no contestan ni a tus comentarios ni a tus preguntas ni a tus invitaciones. Es tal su volumen de visitas y de comentarios en sus álbumes y colecciones que tienen el objetivo puesto en otros proyectos. Se crean grupos privados, ya sea en el mismo flickr o preferentemente fuera, a los que sólo pueden entrar los elegidos con la finalidad de debatir las bondades de las últimas ópticas o de conocer esos lugares mágicos que de tan concurridos dejan de tener encanto. Algunos grupos han nacido y se han desarrollado en flickr, pero deciden pasarse al lado oscuro. Larga vida, pero que no cuenten con un servidor, me parece muy bien que hagan su negocio en otra parte, pero para mí han traicionado los valores con los que se crearon y formaron y se aprovechan de las grandes posibilidades que nos ofrecen determinados sitios de la red para intentar, más tarde, limitar esas mismas posibilidades no sé con qué fines. Grupos privados que utilizan todos los medios existentes para hacerse públicos pero permaneciendo privados. En algunas ocasiones se pueden hacer excepciones si pasas por caja. Al final huele a venta, de lo que sea, desde calendarios hasta espacios en exposiciones, pasando por libros o cuotas anuales. Ejemplos hay cientos en la red. Y es que un fotógrafo es el que hace fotos, pero un artista es que el vende sus fotografías, como ocurre con los pintores. Y lo difícil hoy día y con esta crisis es vender, teniendo, además, tanta postal que admirar en la red. Pero no nos engañemos, no es lo mismo una fotografía positivada en papel Ilford que ceros y unos en una pantalla LCD o plasma por muchas pulgadas que tenga. Como tampoco es lo mismo una acuarela que  una archivo  de una acuarela.