Las cosas han cambiado y van
cambiando continuamente. Impulsados por la fiebre consumista imitados
comportamientos planificados de antemano, no se sabe muy bien por quién o
quiénes, muchas veces con la sola intención de consumir. Y ahora consumimos
imágenes de una manera exagerada. Sobre la posibilidad de disparar mil veces
una mañana o pensar mil veces un momento y realizar una única toma se puede
hablar mucho. Pero, ojo, todas las opciones son igualmente válidas y
respetables.
Pero voy a pasar directamente a
los ejemplos.
Las siguientes imágenes muestran
unas diapositivas escaneadas con dos modelos de escáner, un CANOSCAN 4200F y un COOLSCAN V ED de Nikon.
Que cada uno saque sus propias
conclusiones. No se realizaron tratamientos o ajustes especiales ni se trataron
los archivos TIFF.
Se pueden ver algunas imágenes en
tamaño total en los siguientes enlaces,
Sobre la posibilidad de subir
archivos TIFF a Flickr he de comentar que si el archivo tiene múltiples páginas
(puede que sean capas, nada lo impide), muestra en la galería una de las que menos
información contiene, de tamaño exageradamente pequeño, que hace que la imagen se
vea con muy poca resolución, aunque sean 60 MB con 4000 ppp y 5586 x 3739 de
tamaño (archivos a pelo del CoolScan). La solución es eliminar las diversas páginas del archivo, por ej. con XnView, renegué del
PS hace nueve años, y guardarlo como TIFF o JPG pero de una sola página. He de
confesar que he sentido placer al subir archivos de 60 MB, tan pesados, como
dicen algunos, a Flickr y aunque los convierte a JPEG, se respetan los tamaños,
no sé si los colores y el actual terabyte personal queda muy lejos de
sobrepasarse.
Los archivos TIFF del Canon son
de 15 MB y 2062 x 1311 de tamaño, creo recordar
que de 1200 ppp. De estos archivos nunca me gustaron las “copias” de
laboratorio, bien es verdad que siempre he huido de calibraciones, perfiles y
paletas.
Los archivos digitalizados con el
CoolScan vistos en una pantalla retina son sorprendentes, increíbles, pero
“tienen un color raro” para una mente acostumbrada a pantallas de 800 x 480 en
5 pulgadas donde los colores parecen homogeneizarse y perder precisamente
color, por redundante y absurdo que pueda parecer. Habrá que esperar a la
impresión digital para comprobarlo sobre el papel. Aunque no creo que me gusten
más que una copia de una ampliadora de difusión y un baritado PW17 en dos baños de Warmtone de Ilford.
Por último añadir que el revelado
químico del carrete es vital si hablamos de productos sensibles. Una película
mítica en manos de un laboratorio u otro puede ser un crimen o una sorpresa. Y
ahora mismo estamos ante una encrucijada, o yendo más allá en un callejón sin
salida, sobre qué laboratorio de confianza elegir para los Provia, los SENSIA
1600 o los ektachrome, tan accesibles hoy, qué paradójico, con respecto a hace
15 años emulsiones similares.